¿Soy consciente realmente de todo aquello que forma parte de mi? ¿Y de todo aquello en lo que formo parte? Hay rincones siempre desconocidos pero que están ahí, esperando el momento y la oportunidad para ser descubiertos. Esa parte desconocida, o de la que no soy consciente, guarda las respuestas que voy buscando.
Dicen que la luna nos muestra siempre la misma cara, o por lo menos es la que podemos ver desde la posición en la que nos encontramos situados. ¿Qué hay en esa cara oculta que no vemos habitualmente? Acepto que esa cara oculta forma parte también de la luna, del universo y por supuesto de mi, porque influye en todo lo que me rodea. Y sin embargo no la he visto, no se qué hay allí, pero forma parte de mí.
Hoy empiezo a entender qué hay en esa parte desconocida de la luna. La cara oculta de la luna simboliza todo aquello que está y que forma parte de mí, aunque yo no sea consciente de ello: todas esas preguntas sin respuesta a priori, todo aquello que me trae de cabeza porque no lo comprendo y a lo que no le encuentro sentido. Pero también todo aquello que de forma misteriosa o inexplicable a mi razón, se une para ayudarme en una situación concreta, una aclaración repentina, un fogonazo de luz en la oscuridad de un problema, en definitiva, ese momento en que se hace presente mi intuición.
Cuando todo aparentemente parece ir mal, cuando nada sale según mis expectativas, esas cosas toman un rumbo concreto y un lugar para reposar hasta el momento en que se muestren con su verdadero sentido. Ese lugar es «la cara oculta de la luna».
De forma bien visible puedo ver ese lugar cada noche y periódicamente se me muestra con su máxima redondez y luminosidad para que no olvide que parte de las «claves» de mi tesoro están escondidas en su cara oculta.
El sol por su parte nunca deja de iluminarla mostrándome el camino y el lugar donde aún tengo pendientes grandes cosas para mi, grandes cosas que en este momento no veo pero que algún día, se me mostrarán en su verdadera dimensión.
Si me atormento cuando no encuentro sentido a las cosas, lo único que consigo es poner nubarrones delante de la luna, con lo que ya ni siquiera podré ver el camino ni el lugar en el que están las respuestas a aquello que me desasosiega.
La luna es la ayudante del capitán sol y «brilla» en mi firmamento cuando mi parte consciente se entrega al descanso y mi parte inconsciente toma el mando, viajando a través del universo de mis sueños. Es posible que esta noche, mientras duermo y en medio de mis sueños, la luna se gire para mostrarme su cara oculta y en ella aparezca visible con toda claridad todo aquello que ayer no me fue posible comprender o interpretar en su verdadera dimensión y sentido. Si logro recordar e interpretar mi sueño, encontraré encriptado en él el mensaje que revela el verdadero sentido y significado de aquello que ayer no me fue posible comprender.
Ángel